04_ TALLER DE BIOFUTUROS

04_ TALLER DE BIOFUTUROS

Biofuturos, arquitecturas sensitivas, reactivas, emocionales y biotecnológicas con María Mallo y Manuel Monteserín

Este taller especula sobre bio-arquitecturas futuras a través de la experimentación con biomateriales. ¿Cómo serán las ciudades del futuro? ¿Cómo habrá respondido el ser humano a las consecuencias del cambio climático? Imaginamos las respuestas a estas preguntas y las expresamos a través de técnicas físicas y digitales.

Primero, aprendemos a «cocinar» biomateriales (concretamente bioplásticos). Gracias a las diferentes proporciones de los ingredientes (glicerina, gelatina, agua y vinagre) obtenemos diferentes texturas. Les añadimos pigmentos y los vertimos sobre moldes, obteniendo diversidad de resultados.

A continuación creamos collages, gracias a las fotografías de nuestros biomateriales y cualquier imagen que represente nuestra bio-arquitectura. Con estos collages podemos realizar el último paso: creamos unas animaciones sobre nuestras bio-ciudades.
¡Estos son los proyectos!

Ayni, una cultura del cuidado mutuo

Es una palabra Quechua que significa cooperación y solidaridad recíproca. Es una filosofía de vida que se manifiesta como relaciones sociales basadas en la ayuda mutua y de reciprocidad. Este proyecto habla de la relación naturaleza- ser humano, y de una conciencia de pertenencia de las personas al espacio que habitan. Asimismo, utilizamos el concepto de «life style» de Ayni, para pensar en una ciudad futura, donde no solo cultivamos lo que comemos, sino que cultivamos lo que vestimos. Este proyecto habla de devolver todo lo que la tierra nos da. Habitar un futuro donde todas las personas vivimos en comunidad y somos parte de un mismo entorno.

The Gills City

Cuando las metrópolis que hoy en día habitamos queden totalmente sumergidas en el futuro, precisarán de una adaptación para poder seguir siendo espacios habitables. Los mayores retos a superar serán la falta de oxígeno y los cambios de presión.

Entendemos que los edificios deberán «respirar» para albergar vida humana, adecuándose a una nueva normalidad a través de una segunda piel que funcione a modo de branquias, emulando la naturaleza submarina.

Adenium

La contaminación continua por las actividades del ser humano provocan un aumento del efecto invernadero en la atmósfera. El aumento exponencial de las temperaturas por el calentamiento global y las sequías más largas y extremas provocan un colapso de la sociedad; las ciudades se desmoronan. La población se ve obligada a habitar en los desiertos, ahora presentes en todo el mundo.
Tras años de incertidumbre, se crea el proyecto ADENIUM, la mar desértica. La humanidad vive en bulbos que almacenan nutrientes, agua y oxígeno limpio y de esta forma les sirven de cobijo.

Simbiosis urbana

Hasta ahora, hemos entendido la evolución como una lucha por la supervivencia, la necesidad de explotar y dominar otras especies para asegurar que la nuestra tendrá un lugar en el futuro. Sin embargo, esta idea de competición nos conduce progresivamente hacia la destrucción de nuestro planeta. Planteamos una solución que imagina un biofuturo basado en evolucionar hacia una convivencia y cooperación entre especies y organismos. El establecimiento de una simbiosis a gran escala entre nosotros y el planeta es algo que debemos perseguir para desarrollar ambientes donde prolifere la vida en todas sus formas.

Semilla urbana

Crear un biofuturo alternativo para preservar la biodiversidad del planeta e interconectar todos los ecosistemas vivos entre sí, por medio de una red natural que reconecta a las especies vivas con el medio.
Años atrás el desgaste de las ciudades se ha convertido en un problema para todos los medios vivos, incluso el nuestro. El proyecto propone una interconexión entre organismos vivos, en forma de corredores naturales a gran escala. La arquitectura de la ciudad pasa a un segundo plano y los corredores terminan convirtiéndose en el alma del planeta. Regenerando así ciudades y consiguiendo el desarrollo de nuevas especies.

¡Muchas gracias, María y Manuel!