07 Mar GUERRILLA GARDENING / NATURALEZA EN LA CIUDAD
Según Gilles Clèment, paisaje es lo que queda en nuestra mente cuando cerramos los ojos: rasgos, características, el genio del lugar, la personalidad del paisaje.
Pero para que exista paisaje debe existir la mirada estética. Dependiendo del espectador, la mirada es diferente: un agricultor verá desde el punto de vista de la producción, mientras que un paisajista lo hará desde la contemplación, la estética, lo sensorial. Y, ¿cuál es una de las primeras cosas que nos vienen a la mente al decir paisaje? El jardín.
Un espacio naturalizado del paisaje. Estacional, meditación, color, contemplativo, ocio, ecosistema, artificial, naturaleza, estimulación, estético, funcional, sensorial.
El concepto de jardín ha variado según la época, aunque todos estos aspectos se han mantenido con el paso de los años. Su función estética y su uso. Más allá de la parte productiva de un cultivo, el jardín está relacionado con el sentido emocional. Un espacio de beneficio espiritual. Es el ideal de perfección para alcanzar un estado de armonía. Es nuestro ideal de paisaje perfecto.
Pero olvidamos, por ejemplo, que existe otro tipo de paisaje más cercano a nosotros. Más habitual en nuestro día a día. Y que se contrapone con este ideal de perfección. Nuestro paisaje: el paisaje urbano. Pues bien, esta separación de conceptos, este olvidar al paisaje urbano como un paisaje, este no encontrar ese beneficio espiritual en la ciudad y anhelar el jardín, la montaña, el río, el cultivo es la base de los movimientos de guerrilla gardening.
Esto es un activismo proactivo, un acto en secreto, una acción no violenta. Una guerrilla. Es una reforma de la agricultura, del desarrollo sostenible, un reclamo de los espacios que están siendo utilizados de forma errónea. Es una reivindicación de la naturaleza en un entorno urbano que ha olvidado su necesidad de ésta.
EL TALLER
De esta forma, partiendo de esta base de devolver los jardines a la ciudad, hemos desarrollado el taller Guerrilla Gardening con de Ángela Souto.
Y es que, para entender bien este movimiento, hay que conocer bien sus fundamentos, su materia prima: las plantas. Así que, la mejor forma de hacerlo fue con una visita al vivero. Y, aunque nos llovió mucho ese día, entre paraguas, pudimos aprender y disfrutar -algunos incluso comprar- de las muchas plantas que encontramos allí.
Con todo ello, y, como siempre en equipo, hemos diseñado nuestra guerrilla en potencia. Una marcha reivindicadora del jardín en Madrid. Acciones fugaces. Visibilidad. Permanencia. Desfiles donde las plantas son las protagonistas y donde la concienciación social es el resultado. Porque, es posible una convivencia de los paisajes urbano y natural. Necesitamos más jardines, más color y más vida. Y, para ello, necesitamos más acciones.
Debemos llevar la naturaleza de vuelta a la ciudad.